domingo, 31 de agosto de 2014

28

 
Foto:Alin Ciortea
 
 
Su cuerpo se contoneaba con total pretensión y alevosía. Una danza endemoniada parecía poseerla y cada nota de música aumentaba el vaivén de sus caderas, su frenesí. Provocadora, le mataba lentamente acercando sus labios al destino. La noche cubrió su cuerpo de una lasciva oscuridad, envolvía deseos enroscados en los rizos que jugaban con las luces de neón.
Así, dándole una gran calada a su cigarro quemaba sus ganas y con ansia exhalaba el humo en la cara perpleja de aquel hombre que nunca, antes, había ardido. Aquel hombre que consumía  en su menú diario el plato que más detestaba.
Hay quienes no son capaces de asesinar situaciones sin tener resentimiento de culpa, quienes  no son capaces de morder una emoción, quienes viven la vida de otros y la suya la sacrifican a la mediocridad de aquello que está bien para los demás aunque cada uno de sus sueños nazca muerto. Hay quienes se conforman con la infeliz y triste existencia de poseer un billete en la mano para quedarse en el andén.
 
Hay quienes tras leer esto no querrán reconocer que se reflejan.

jueves, 21 de agosto de 2014

27

El compromiso y la rebeldía fue precisamente el que llevó a que Zarmina, una joven escritora afgana, acabara quemándose viva y abandonando este mundo años atrás. La poeta recitaba landays (breves poemas de dos versos que expresan quejas y miedos profundos) en una radio de mujeres a la que llamaba secretamente. Cuando sus hermanos la descubrieron, le dieron una paliza y le prohibieron volver a escribir aquellas cosas obscenas y vergonzosas para su familia. A Zarmina no le quedó más remedio que suicidarse. El fuego la liberaría para siempre. Las señales de su humo se elevarían en el cielo y lograrían que su historia se publicara en toda la prensa internacional

Así es la poesía secreta y mortal de las mujeres afganas (texto y poesía ampliado en el enlace a la noticia)





Yo llamo. Tu eres piedra
Un día cuando me busques, descubrirás que me he marchado.



Me vendiste a un hombre viejo, padre,
Que Dios destruya tu casa, yo era tu hija.



Hacer el amor con un hombre viejo
es como cogerse un arrugado tallo de maíz ennegrecido por el moho.



Cuando hermanas se sientan juntas, siempre alaban a sus hermanos.
Cuando hermanos se sientan juntos, venden a sus hermanas a otros.



Me haré un tatuaje con la sangre de mi amado
y apenaré a toda rosa en el verde jardín.



Desafortunado tú que no me visitaste anoche,
Confundí el duro poste de madera de la cama con un hombre.


Hija, en América los ríos no llevan agua,
Las niñas pequeñas en el internet llenan sus jarras.


Podría haber probado la muerte por una probada de tu lengua,
viéndote comer helado cuando éramos jóvenes.


Vamos, dejemos a estos idiotas de pueblo
y casémonos con hombres Kabul con cortes de pelo de Bollywood.


¡Traté de besarte en secreto pero estás calvo!
Tu desnudo cráneo contra la pared ha golpeado..


Mi amor es justo como sólo puede ser un soldado americano.
Para él soy obscura como un Talibán, así que me ha martirizado.


Oh cariño, tu eres Americano para mis ojos,
Eres culpable; lo siento.


Porque mi amado es Americano,
pústulas florecen en mi corazón.


Sueño que soy el presidente.
Cuando despierto, soy la pordiosera del mundo.


Vuelve negro de pólvora o rojo sangre
pero no vuelvas entero a deshonrar mi cama.


¿Qué podrías ser sino un bravo guerrero,
tu que has bebido la leche de una madre Pashto?


Mi amor dio su vida por nuestra tierra,
Coseré su velo con una hebra de mi cabello.


En batalla, deben haber dos hermanos;
uno para ser martirizado, otro que prepare el velo del primero.


Portas un denso turbante sobre tu calva
para ocultar tu edad. ¿Con qué motivo? ¡Estas casi muerto!


La vieja cabra buscaba un beso de mi abadejo
como quitarle un pedazo de carne del hocico a un hambriento perro.


Mi cuerpo es fresco como una hoja de henna;
verde por fuera; adentro, carne cruda.


¿Qué has hecho conmigo, Dios mío?
Otras han florecido, yo permanezco apretada como un brote.


Las viudas llevan dulces al altar de un santo.
Yo le llevaré a Dios palomitas, rogándole que mate al mío.


Mi cuerpo me pertenece a mí;
a otros su dominio.


En la prisión de Policharki, nada tengo que me pertenezca,
excepto el corazón de mi corazón que vive entre sus muros de piedra.


Estoy cansada de adorar flores exóticas,
Extraño los jardines de Sangin; eran pobres pero nuestros.


La separación trajo este tipo de pena:
Hizo de sí misma un mulla y a mí la ladrona del pueblo.


Que Dios destruya la Casa Blanca y mate al hombre
que envió misiles estadounidenses a quemar mi casa.


Bush, no te enorgullezcas tanto de tu carro armado.
Mi bomba remota, desde lejos, lo hará volar en pedazos.


Los drones han llegado al cielo afgano.
Las bocas de nuestros cohetes contestarán a su llamado.


Mi Nabi fue muerto por un drone.
Que Dios destruya a tus hijos, América, has asesinado a los míos.


Que Dios destruya a los Talibanes y termine sus guerras,
Ellos hecho de las mujeres afganas viudas y rameras.


Ven a Guantánamo.
Sigue el repique de mis cadenas.


Madre, ven a las ventanas de la prisión
Háblame antes de que vaya a la horca.


Por favor dile al guardia de la prisión
que no sea tan cruel con mi hijo, Allah Mohamad.


Hamid Karzai vino a Kabul
a enseñarle a nuestras niñas a vestirse en dólares.


Hamid Karzai envió a nuestros hijos a Irán
y los hizo esclavos de la heroína.


Separación, tu prendes fuego
en el corazón y casa de todo amante.

sábado, 9 de agosto de 2014