Cuando sabes que ya se quiere ir y lo comprendes, que sus
ojos no se abren porque pesan tantos años inertes, tantos pasos no dados; un
caminar sobre ruedas empujado de las manos que lo levantan, lo alimentan, le
cura las heridas pero no puede acariciar su sufrimiento.
Cuando sabes que seguir aquí es una carga y los párpados
se resisten a enfrentarse a todos los que le rodean rezando en contra de su
voluntad.
Cuando sabes que su jaula será abierta y tal vez un
albatros sobrevuele los mares que nunca le han bañado y sólo ha podido oler su
salitre, mirar su azul y perderse en el sueño de un horizonte donde corre,
vuela y abre sus alas transparentes.
Cuando las palabras no son alivio y los silencios son
necesarios. La boca es un hervidero que no quiere arder pero quema. Cuando su
mano ha disminuido y ya no aprieta, no deja su olor a colonia impregnada, sólo
hedor, sólo un humo que huele a muerte pero nadie quiere decirle adiós.
Es demasiado fuerte decir ese adiós.
ResponderEliminarNo estamos preparados.
Cuanta razón tienes. Porque el
EliminarVacio que queda es irremplazable aún sabiendo que llegará su paz. Gracias
Decir adiós como cortar por lo sano. Cuesta cuesta, pero supone una buena decisión... Un abrazo.
ResponderEliminarno en este caso Darío, nunca la merte es una buena decisión porque no nos permiten decirdirla, ni para eso somos libres.
EliminarBesos
Impactante este texto que nos muestra el temido final de una forma cruda pero real.
ResponderEliminarNunca, nunca seremos capaces de aceptar totalmente el hecho de morir como algo natural.Somos demasiado soberbios para ello y, sobre todo, somos conscientes de que vamos a morir.
Un abrazo.
es en la segunda ocasión que me eenfrento a un adiós anunciado, el primero fue a mi padre de ello hace seís años, de este hace tres días y este texto es tan real como lo que estaba viviendo. Creo que el sentimiento del que se queda suele ser egoísta pues cuando una enfermedad de este calibre nos marca un final y una fecha nadie quier despedirse aún sabiendo que será su paz, el vacío y la ausencia es temida.
EliminarUn fuerte abrazo
Sí, es muy duro cuando ves el final, cuando ya sientes el desenlace, cuando ves el adiós que no quieres dar... me alegro de que haya sido el susto.
ResponderEliminarUn abrazo